El difícil trabajo de ejercer un periodismo profesional
Por Iván C Montecinos
En los últimos días mucho se ha comentado sobre las declaraciones denigrantes que expresara el Presidente de la Asamblea Legislativa, contra los periodistas que cubren esa fuente informativa. Todo ocurrió debido al cuestionamiento de la prensa sobre los onerosos gastos de una recepción que se ofreció durante la toma de posesión del nuevo Congreso Legislativo. El Presidente de ese órgano del Estado, ante la falta de argumentos para justificar los gastos, recurrió a la ofensa contra algunos informadores recriminándoles que ellos también “disfrutaban de bocadillos y refrescos proporcionados por la Asamblea”.
El ejercicio del periodismo através de los tiempos, siempre ha estado en el ojo del huracán y lo seguirá estando, debido al papel fiscalizador que deben ejercer los profesionales de prensa, especialmente con aquellas instituciones del Estado que manejan fondos públicos, por supuesto esto dependerá de la línea editorial del medio. Líneas que en la mayoría de los casos están determinadas por las conveniencias políticas y económicas.
Por regla general los que detentan un poder político, económico o fáctico, en un primer momento tratan de congraciarse con los periodistas, en algunos casos lo hacen de manera directa y en otros de forma sutil, como cuando sin pedir nada a cambio se deshacen en atenciones para ganar el afecto del comunicador, caso bocadillos y refrescos en la Asamblea Legislativa. El otro caso ocurre cuando el periodista es tentado directamente con regalos materiales de menor y mayor cuantía; pero con la condición de merecer favores especiales, cuando esto sucede se hace con la mayor reserva y es difícil de comprobarlo.
Cuando un periodista actúa de manera profesional y resiste a las tentadoras prebendas ofrecidas por un determinado poder y su trabajo es analítico y critico con determinadas situaciones ilegales o corruptas, de inmediato crea una serie de anticuerpos que trataran de obstaculizar su trabajo, cerrándole puertas y negando información requerida. En casos de mayor gravedad los periodistas que no están de acuerdo con el poder y realizan un trabajo ético profesional son victimas de amenazas y en casos extremos sufren atentados con riesgo de perder la vida.
En estos días que ha estado en la palestra los reproches realizados por el Presidente de la Asamblea Legislativa en contra de los periodistas, se han escuchado voces de políticos que en un afán de justificar esta posición, al ser entrevistados han sido muy críticos con la agenda mediática de la prensa, incluso se han atrevido a dictar cuales deberían ser los temas que convendría abordaran los periodistas, olvidándose que ellos como funcionarios son quienes con sus buenas o malas actuaciones determinan los guiones periodísticos.
Ejercer un periodismo profesional, ético apegado a la verdad, es muy complicado y peligroso, especialmente cuando se hace trabajo investigativo y se denuncian hechos que rayan con la ilegalidad y corrupción, tratar estos temas requiere de mucho valor y convicción para sortear los peligros que pueden acechar al periodista y en algunos casos al medio de comunicación.
En la actualidad estamos siendo testigos como en algunos países de la región como México y Honduras los periodistas están bajo una amenaza permanente y en casos extremos los asesinan como recién ocurrió este 15 de mayo en Tegucigalpa, Honduras, donde el influyente periodista de la cadena de radio HRN, Alfredo Villatoro, fue brutalmente asesinado después de permanecer secuestrado durante siete días. El asesinato del periodista Alfredo Villatoro se ha sumado a la lista de 23 comunicadores hondureños asesinados desde febrero del 2010 a la fecha, todos estos casos tienen la peculiaridad de haber quedado en la impunidad, ya que las autoridades correspondientes no han tenido la capacidad para investigar y llevar ante la justicia a los hechores materiales e intelectuales.
En El Salvador, por el momento, el periodismo no ha llegado a situaciones de extrema seriedad como en los ya mencionados países de la región; pero hay que ser muy cuidadosos y vigilantes, ante todo es importante trabajar con responsabilidad profesional, calidad que, en la mayoría de casos, no la otorga un titulo universitario que en cierta manera sirve para enriquecer un curriculum. La verdadera aptitud profesional de un comunicador se debe cimentar día a día con un trabajo ético y moral que desestime las lisonjas y la compra de voluntades.
Estimados colegas, para finalizar les dejo la reflexión siguiente: “Más vale ser un periodista pobre y no ser un pobre periodista”.
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