miércoles, 10 de abril de 2013



Un feliz  reencuentro con la fotografía

Por: Iván C Montecinos


Me es grato escribir estas líneas con referencia al placer que he tenido, en días recientes, de volver a empuñar  una cámara fotográfica  y reencontrarme con esa valiosa actividad  de registrar   momentos muy importantes, algo que por extrañas circunstancias dejé   de realizar desde hace más de una década. Difícil es tratar de explicar las razones que me llevaron a alejarme de la fotografía, después de que esto fuera parte fundamental en mi vida y me permitiera registrar gran parte de la reciente historia salvadoreña. 

Como recordaran muchos de mis amigos y colegas, el fotoperiodismo  es una profesión a la que me dedique con mucha pasión durante el periodo del conflicto armado salvadoreño, comenzando en el tiempo de universidad por el año de 1978, cuando me desempeñé como instructor  y posteriormente profesor de fotografía y fotoperiodismo en el Departamento de Periodismo  de nuestra querida Universidad de El Salvador.

Cuando comencé a tomar fotografía en 1979, para ser publicadas en el periódico Primera Plana del departamento de periodismo, nunca se me cruzó por la mente que estaba destinado a llegar a especializarme en fotoperiodismo; pero la entrega y dedicación a esta materia en momentos políticos difíciles hicieron mella en  mi conciencia social y me permitieron valorar la importancia de la fotografía como documento testimonial de los graves hechos en El Salvador,  debido a una brutal  represión militar que dejaba una enorme secuela de  personas asesinadas entre las que habían campesinos, estudiantes profesionales y trabajadores.

Frescos están en mi  memoria y plasmados en  miles de negativos aquellos sanguinarios hechos represivos  contra las manifestaciones estudiantiles y de las organizaciones populares que  recorrían las calles de San Salvador demandando el cese de la represión y mejores condiciones de vida para una población sumergida en las peores condiciones antidemocráticas  y como respuesta obtenían las balas de fusil  G-3, arma oficial, en aquella época, de los cuerpos policiales y militares.               

Posteriormente  con el paso del tiempo ya con mayor experiencia en el uso de cámaras  y el trabajo en el laboratorio fotográfico, donde  se revelaba el negativo y luego se  imprimían las fotos en blanco  y  negro, se me presentó la valiosa oportunidad para trabajar en una   importantes agencia de noticias extranjera como lo era la United Press International (UPI) donde comencé en agosto de 1980.

Trabajar para agencias de noticias internacionales fue una inapreciable oportunidad que me permitió registrar fotográficamente la mayoría de hechos noticiosos de importancia que se dieron en el transcurso de la guerra civil salvadoreña que duró más de una década. Como comprenderán realizar el trabajo de fotógrafo de guerra no fue nada fácil, ya que se corría mucho riesgo tratando de captar las acciones bélicas de la guerrilla y el ejército del gobierno; además algunos de los periodistas en aquella época acompañamos y registramos todo lo que sufría la población civil en las zonas conflictivas. Eran tiempos, en el caso particular, que permanentemente  me hacía acompañar del equipo fotográfico, listo para registrar una acción  sin importar la hora y el lugar.

Al finalizar la guerra que dejó más de 75.000 muertos, 8.000 desaparecidos y un gran número de lisiados, también lamentamos la muerte de 18 periodistas entre nacionales y extranjeros, con algunos de ellos mantuve una estrecha amistad y fue muy dolorosa su  partida.

Con la llegada de la paz, sin que me percatara, poco a poco me fui alejando de las cámaras fotográficas, hasta llegar a un momento en que ya no hacía ni tan siquiera fotos familiares, las viejas cámaras de película resintieron el abandono y de pronto dejaron de funcionar, además se vinieron aceleradamente  tiempos de grandes avances tecnológicos y surgieron las modernas cámaras fotográficas digitales que para mi eran un tabú, que no me permitió conocerlas, mucho menos manejarlas, salvo en una que otra ocasión particular.

Fue necesario que  pasara más de quince años y por insistencia de uno de mis hijos, este año obtuve  una cámara digital profesional y nuevamente he tenido que pasar por un proceso de aprendizaje para poder manipularla y es que estos  nuevos equipos fotográficos, son tan simples que cuesta mucho su aprendizaje, especialmente cuando se requiere usarlos en el modo mecánico, que es como tradicionalmente he tomado fotografías, ya que considero que el automático, como en una ocasión lo dije en una conferencia en Alemania, es “para tontos”, comentario que permitió  que un amigo de aquel país europeo en meses posteriores  me mandara una novedosa cámara automática, con una nota que decía: “para que te hagas un poco tonto”.   

Bueno, lo interesante es que de nuevo mi  mente fotográfica se ha enchufado y  para comenzar en  estas pasadas vacaciones de Semana Santa, después de tratar de comprender el extenso manual de la cámara digital, 80 páginas,  hice las primeras fotografías enmarcadas en el concepto  de la tradición cultural de la época,  también disfrute mucho hacer fotos del medio ambiente marino y muchas tomas familiares. Finalmente creo que estoy superando un viejo trauma y me siento muy bien con el nuevo reencuentro con la fotografía que ojala me permita realizar en un mediano plazo algún significativo proyecto. 


                                                           Domingo de Ramos en Ataco                                                       
                                                         Domingo de Ramos en Ataco
                                                                                              

Semana Santa en Ilobasco
                                                
                                                        

      

jueves, 21 de marzo de 2013

Marzo, un mes de luto y dolor

Por: Iván C Montecinos


Para el pueblo salvadoreño marzo es uno de los meses más trágicos de la historia reciente, enmarcado en un doloroso y adverso  conflicto social, comenzando porque  un 24 de marzo de 1980,  de la manera más cobarde,  criminales asesinaron al máximo exponente de la cristiandad salvadoreña, nuestro querido y recordado Monseñor Oscar Arnulfo Romero. Hace treinta y tres años de la muerte del Obispo Romero y su pensamiento plasmado en sus homilías aún sigue vigente y muy presente en las nuevas generaciones.

La  su figura de Monseñor Romero es venerada a nivel nacional e internacional por miles de personas que recienten que todavía su crimen permanezca en la impunidad, a pesar de  que existen pruebas convincentes de quienes fueron sus autores materiales e intelectuales. El Estado ha sido incapaz de de investigar y llevar a la justicia a aquellos  culpables de semejante magnicidio.

Por otra parte, es importante recordar que para la prensa nacional e internacional que cubrió el conflicto armado en la década de los ochenta, también Marzo, marcó las páginas de la historia con hechos fatales, ya que de los 18 periodistas fallecidos en el transcurso de la guerra, la mitad perecieron en  Marzo y esto tiene una explicación, debido a que  en este mes, por tradición, se han celebrado las elecciones para diputados, alcaldes y presidente, eventos  que en un contexto de  guerra era de mucho  riesgo cubrir para los periodistas, pues aumentaban las acciones bélicas entre el ejercito y la guerrilla.

Es muy importante recordar y homenajear a aquellos periodistas nacionales y extranjeros, que en un afán de informar sobre la cruenta guerra salvadoreña perdieron lo más preciado, su vida en un trágico mes de marzo.

El 17 de marzo de 1982, cuatro periodistas de nacionalidad holandesa, que trabajan para la televisión IKON, fueron brutalmente asesinados por miembros del ejército salvadoreño, en una zona de Chalatenango, cuando se dirigían a realizar un documental sobre la situación en que vivían los civiles en esa zona de guerra. En esta ocasión fallecieron los colegas periodistas Hans Ter Laag, Jan Kuiper, Johannes Willemson y Koos Koster.

La Comisión de la Verdad en su informe final expone con detalles las circunstancias en que murieron estos cuatro periodistas de Holanda y cita nombres de militares responsables de comandar  el batallón que llevó a cabo el  operativo que terminó con la vida de los hombres de prensa que como armas llevaban cámaras y equipo de televisión.
A pesar de toda la investigación realizada, estas muertes han quedado en impunidad.

También el 28 de Marzo de 1982, fecha en que se realizaron los comicios para elegir diputados a una Constituyente, murió el corresponsal extranjero Carlos Ruz Viera, quien era originario de Chile. Según informes periodísticos Carlos Ruz, un profesional con gran experiencia que trabajaba para el Canal Siete de Santiago de Chile, se encontraba filmando un enfrentamiento armado entre guerrilleros y soldados en la zona de Ayutuxtepeque,  cuando fue alcanzado por una bala que terminó con su vida.

El 17 de marzo de 1984, es otra fecha fatal en la historia del periodismo salvadoreño, ya que falleció nuestro querido y muy recordado hermano del alma, el  renombrado fotoperiodista norteamericano John Hoagland quien trabajaba para la revista Newsweek. Hoagland este día se encontraba junto al fotoperiodista Robert Nickelberg, de la revista Time, cubriendo un fuerte enfrentamiento entre soldados y guerrilleros en la temible carretera a Suchitoto, faldas del conocido Cerro de Guazapa, cuando recibió unos disparos que le causaron la muerte inmediatamente.

John Hoagland era un fotoperiodista veterano de la guerra de Nicaragua, quien además cubrió parte de  la guerra en Beirut, llegó a El Salvador los primeros días de agosto de 1980 para hacerse cargo de la fotografía  de la Agencia noticiosa Estadounidense United Press International (UPI). Particularmente, conocí muy bien a Hoagland con quien  trabaje  muy de cerca y a quien   considero un gran maestro en el difícil trabajo del fotoperiodismo de guerra.

Para la prensa internacional la campaña electoral de 1984 fue trágica, ya que se perdió la vida de uno de los mejores amigos y un excelente fotoperiodista.

Para culminar las trágicas muertes de periodistas en el mes de marzo, debemos recordar lo acontecido aquel 19 de marzo de 1989, fecha de las elecciones presidenciales, en que murieron abatidos a tiros tres destacados periodistas entre ellos dos salvadoreños y un holandés. El primer incidente que conmocionó a la prensa nacional y extranjera fue la noticia  que  reportaba la muerte del periodista salvadoreño, Roberto Navas quien viajaba en una moto acompañado del fotoperiodista Luis Galdámez, que resultó gravemente herido por los disparos de soldados de un reten militar en la base aérea de Ilopango.

Posteriormente, en el transcurso de la mañana del día de las elecciones se reportó el ametrallamiento a un vehiculo de prensa de la televisión local   Canal 12, con el resultado fatal de la muerte del joven  camarógrafo Mauricio Pineda. Según declaraciones de colegas periodistas que iban en el vehiculo, este estaba muy bien  identificado como de prensa, sin embargo los soldados sin hacer  ninguna señal de alto,  les dispararon cuando ellos se dirigían a San Miguel a informar sobre las votaciones presidenciales que se realizaban, como resultado de este ametrallamiento falleció en el  acto el camarógrafo salvadoreño Mauricio Pineda.

La pesadilla del día de las elecciones presidenciales de marzo de 1989 terminó con la fatal noticia de que en horas tempranas de la tarde había fallecido el corresponsal  Cornel Lagrouw  de nacionalidad holandesa  quien cubría con un equipo de televisión y otros fotoperiodistas extranjeros, las votaciones en la zona conflictiva de San Francisco Javier, Usulután. Lagrouw resultó gravemente herido durante un enfrentamiento entre soldados y guerrilleros y murió antes de llegar a un hospital.

Al final de aquel fatídico 19 de marzo de 1989, la noticia más importante sobre El Salvador no fue  el resultado de las elecciones presidenciales, lo más destacado era la muerte de tres jóvenes periodistas que perecieron por cumplir la importante labor de informar a nuestro pueblo y al mundo unas elecciones presidenciales realizadas en un momento  en que la guerra salvadoreña se encontraba en uno de sus puntos más álgidos de su historia bélica.

Como reflexión  es importante reconocer y honrar la memoria de aquellos periodistas que murieron unos durante el mes de marzo y en  otros en distintas épocas , pero que al final fueron 18 importantes vidas de profesionales quienes con el único objetivo de informar sobre los acontecimientos del conflicto armado salvadoreño perdieron lo más preciado, sus vidas.                                                                                                                                                                         

     


jueves, 31 de enero de 2013





Una falsa fotografía, una lección de periodismo


Por Iván C Montecinos


En un afán desmedido de sensacionalismo combinado con una posible mala intención, el pasado jueves 24 de enero, el periódico español, El País, publicó una  fotografía donde supuestamente aparece el   Presidente Hugo Chávez, entubado en su lecho de enfermo, la foto resulto ser falsa. La publicación de este simulado material fotográfico en uno de los más importantes periódicos de España,  ha provocado uno de los  mayores desaciertos periodístico a nivel mundial. La  fotografía la compró El País a  la agencia informativa Gtres Online, sin cuidar los elementales cánones éticos, ya   que el material  resultó ser parte de una “choteada”  copia de un video que circula en  Youtube desde hace varios años. Inmediatamente que el periódico ibérico se percató de la falsedad de la foto,   la retiraron de su edición online, así como también de los periódicos que ya habían llegado a los kioscos de venta  en España, nada pudieron hacer con aquellos ejemplares que llegan a sus clientes por suscripción.

Es inconcebible como un periódico de gran importancia a nivel mundial cometiera semejante error que le ha costado fuertes criticas de mandatarios y personalidades alrededor del mundo, esto solo es posible explicarlo desde el punto de vista comercial y sensacionalista,   con  un afán desmedido de obtener una imagen exclusiva sobre la actual situación de salud del mandatario venezolano, ahora este periódico  tienen que pagar el alto costo de su falta de ética y profesionalismo. Por su parte los dirigentes del gobierno de Venezuela han elevado sus voces de protesta contra el periódico El País, a quien acusan de realizar una campaña de desprestigio contra el Presidente Chávez y la revolución Bolivariana y no descartan demandarlo judicialmente.

El periódico El País, a pesar de que se ha disculpado con sus lectores, no así con la familia del Presidente y el gobierno venezolano,  por el craso error cometido, no puede abstraerse de las fuertes criticas a nivel mundial, ellos argumentan que investigaran  lo sucedido en este caso y de seguro resultaran algunos editores culpables  quienes  deben explicar donde fallaron sus controles, además es importante revisar esu manual de estilo, donde con seguridad se trata el tema de la ética periodística y debe indicarles que fotos no deben de publicarse aunque sean autenticas o se atrevería este periódico a divulgar una imagen similar a la cuestionada, sí el personaje fuera un miembro de la realeza o alto funcionario del Estado Español.    

Este es un caso ejemplar  donde las nuevas tecnologías le juegan una mala pasada  a un importante medio de comunicación, imagínense comprar por una fuerte suma de euros  una fotografía sacada de un viejo video de Youtube. Un hecho de esta naturaleza  en décadas pasadas, cuando se trabajaba con las cámaras analógicas que utilizaban rollos de película,  era más difícil de caer en un engaño; ya que los periódicos y agencias de noticias al comprar una fotografía  exigían los negativos de la película que adquirían, lo cual, en cierta manera, testimoniaba que el material era autentico.

En la actualidad el periodismo mundial sufre de un “síndrome tecnológico”, donde tiene que competir con los diferentes medios en Internet, conocidos como redes sociales, esto provoca el estrés de la exclusividad y la inmediatez, lo que lleva a cometer serios errores, además ahora hay que tener mucho cuidado con la autenticidad de las fotografías, ya que existen programas digitales  como photoshop, con el cual además de corregir algunos errores en la toma fotográfica  como el contraste,   también es posible quitar o aumentar elementos a una foto, con lo que se pierde la objetividad de lo fotografiado. Ya se han reportado casos de fotoperiodistas de medios importantes  a quienes se les ha descubierto la manipulación  a un  material fotográfico, utilizando esta herramienta.     

Volviendo al  caso  del escándalo de la  falsa fotografía publicada en el importante periódico  español El País, esto  debe ser  sujeto de análisis y discusión en las aulas universitarias que imparten la carrera de periodismo, así como en las salas de redacciones de medios escritos y online  donde se debe  reflexionar sobre la importancia de la ética y del profesionalismo en el ejercicio del periodismo, para tener la capacidad de evaluar  éticamente la publicación de una foto en la grave condición de salud en que se encuentra una persona o un mandatario como  el Presidente de Venezuela Hugo Chávez, a menos que se publique con la no tan sana intención como al parecer era el caso que hoy nos ocupa, lo que le llevó  a cometer uno de los peores errores del periodismo mundial.

miércoles, 23 de enero de 2013




Amenaza de muerte contra periodistas de Canal 12

Por Iván C Montecinos

Con mucha preocupación observamos  en los diferentes  noticieros televisivos,  imágenes de como este 22 de enero, un individuo no identificado, desde un automóvil apuntó con un arma corta al equipo de Noticiero Hechos, del Canal 12, que se conducía en otro vehículo  gracias al valor del camarógrafo se filmó al personaje agresor y pudo identificarse las placas de su carro.

Este incidente ocurrió luego que el equipo de televisión de Canal 12 saliera de cubrir una audiencia judicial, en un juzgado de Santa Tecla, contra tres sujetos acusados de originar disturbios con disparos en una zona de Antiguo Cuscatlán. Momentos antes de ser amenazados con la pistola, los periodistas del canal fueron advertidos por el agresor, de que “sí publicaban más sobre este caso, pagaran las consecuencias”.

Esta seria amenaza contra la vida de periodistas ha preocupado e indignado a periodistas de los diferentes medios de comunicación del país, así como a gran parte de la sociedad civil, que tiene acceso a las diferentes redes sociales, donde han expresado sus opiniones demandando la pronta acción de las autoridades para que investiguen y apliquen la ley al responsable del brutal atropello a la integridad de profesionales de la comunicación.

Por su parte la Asociación de Periodistas de El Salvador (APES), inmediatamente se pronunció y emitió el siguiente comunicado:


Asociación de Periodistas de El Salvador (APES)

COMUNICADO DE PRENSA

La Asociación de Periodistas de El Salvador, APES, lamenta y condena las amenazas con arma de fuego de las que fue víctima un equipo del Noticiero Hechos de Canal 12.

Las amenazas se dieron este martes 22 de enero en horas de la mañana, luego de la cobertura periodística que hizo un equipo del canal, a la audiencia inicial contra tres detenidos, involucrados en un tiroteo ocurrido la semana pasada en Ciudad Merliot y que concluyó con la captura de estas personas, luego de una persecución que se extendió hasta la plaza del Salvador del Mundo.

Como APES, nos solidarizamos con los colegas amenazados y, al mismo tiempo, hacemos un llamado urgente a las autoridades correspondientes para que de inmediato procedan a investigar el hecho y sancionen a los responsables.

Exhortamos a la Procuraduría para la Defensa de los Derechos Humanos y otras entidades nacionales que velan por el respeto a la libertad de expresión para que manifiesten su condena ante este hecho. Asimismo, la APES denunciará esta amenaza ante organismos internacionales de protección a periodistas y a mecanismos de observación de la libertad de prensa en Naciones Unidas y la Relatoría especial de Libertad de Expresión de la Organización de Estados Americanos (OEA). 

Además, instamos a los directores de los medios de comunicación del país para que se implementen mecanismos de protección para el trabajo de los periodistas, y en coordinación con las autoridades respectivas se pueda proteger a colegas amenazados o en situaciones de riesgo a causa de su labor informativa. 

Estas amenazas se convierten en una oportunidad para fortalecer la libertad de prensa en el país si de manera solidaria y efectiva la sociedad salvadoreña rechaza las acciones de aquellos que pretenden negar el derecho de la ciudadanía a estar bien informada.

San Salvador, enero 22 de 2013.

El que periodistas de un medio de comunicación sean amenazados en un país donde impera la violencia y la intolerancia es de mucha preocupación y no se debe de permitir bajo ninguna circunstancia, en primer lugar se deben condenar estos hechos y es importante exigir a las autoridades correspondientes que actúen de manera inmediata, especialmente en este caso, ya que hay una identificación visual de persona y vehículo.

Los diferentes medios de comunicación deben  desarrollar mecanismos de protección para sus periodistas que trabajan  al cubrir informaciones relacionadas con la delincuencia de todo tipo y otras coberturas que demandan riegos de diferente naturaleza. También es muy importante que este tipo de acciones no lleven a periodistas y medios de comunicación a auto-censurarse  debe de prevalecer la libertad de expresión por un pueblo que tiene el derecho a ser informado.     
      

jueves, 10 de enero de 2013




 Recordando en la historia “La Ofensiva Final”

Por: Iván C Montecinos

En la historia de los pueblos hay fechas y hechos especiales que no pueden ni deben pasar desapercibidas, este es el caso de El Salvador con  la primera ofensiva militar  guerrillera, lanzada el 10 de enero de 1981, en esta  trascendental fecha  se  marca el inicio de una cruenta guerra civil, que al inició se creyó duraría unos pocos meses, sin embargo duró más de una década, la cual dejó miles de muertos, entre soldados, guerrilleros y población civil.
De aquella terrible experiencia de la guerra, hace 32 años, cada cual de los salvadoreños la vivió de diferentes maneras, unos desde el punto de vista militar ya fuera guerrillero o soldado del ejército, los más, la población civil que fue la principal victima que sufrió los embates de los recios enfrentamientos donde muchos murieron producto de los cruentos combates y miles abandonaron sus lugares de origen para resguardarse del peligro en otras ciudades o países., donde tomaron el estatus de “refugiados o desplazados”.
En mi caso particular viví este fragmento de la historia cuando aún era  un joven  incipiente e inexperto fotoperiodista, trabajando para la agencia de noticias norteamericana United Press International (UPI).
A continuación una parte del relato sobre este hecho, tomado del libro “Arriesgar la vida para fotografiar la muerte”.


                                                 La ofensiva Final


    Con la llegada de 1981, aumentaron los rumores sobre el lanzamiento de una ofensiva guerrillera, la cual se preparaba para una indeterminada fecha próxima, esta acción se esperaba  fuera  de gran envergadura militar; pero nadie en círculos  periodísticos  estaba informado de cómo, cuándo y dónde se podría producir una operación insurgente de naturaleza semejante a la realizada por el Frente Sandinista en Nicaragua el año de 1979, que determinó el triunfo de la revolución y como resultado lograron la caída del Dictador Anastasio Somoza.
   Al inicio de la primera semana de enero, el jefe de la Agencia de noticias United Press International (UPI), Demetrio Olaciregi, nos planteó a los inseparables Juanes, John Hoagland, Ian Mates e Iván Montecinos la urgente necesidad de viajar al  Cerro de Guazapa, para hacer un trabajo especial con la guerrilla, no se nos dieron mayores detalles y presumimos  se trataba de cubrir alguna conferencia de prensa que ofrecerían comandantes guerrilleros con relación a la próxima ofensiva.
   Como siempre, planificamos   todo lo concerniente a aquel viaje, hora de salida,  punto de entrada, los contactos, la cantidad de material y equipo, en fin,  todos los detalles necesarios para ir  a trabajar en una zona  de alto riesgo.
   Determinamos salir para el Cerro de Guazapa, el viernes nueve de enero de 1981; pero dos días antes del viaje, recibí una preocupante llamada de mi familia, donde con urgencia  requerían  mi presencia, ya que uno de mis pequeños hijos estaba gravemente enfermo, esta imprevista situación alteraba los planes de nuestro viaje,  les comuniqué a  los compañeros el problema  que  me dificultaba acompañarlos.
   Ante esta inesperada circunstancia comenzamos la discusión para  buscar un fotógrafo  sustituto de confianza, capaz de realizar un buen trabajo. Después de deliberar  determinamos que la persona indicada  era ni más ni menos que  la renombrada fotoperiodista norteamericana Susan Meicelas, quien se encontraba en el país atraída por las noticias de la ofensiva.
   A Susan la conocí  por medio de Hoagland, con quien le unía una fuerte amistad, pues  trabajaron juntos durante la guerra de Nicaragua. La sugerencia sobre esta fotógrafa   fue de inmediato aceptada. La contactamos y ella recibió  la propuesta  con  gran alegría. Como fotoperiodista de experiencia  valoró  la importancia del trabajo fotográfico a realizar en un bastión de las fuerzas guerrilleras.
   Susan es una experimentada fotógrafa, muy profesional con un destacado trabajo en la cobertura de la guerra  de Nicaragua, además, es una persona de muy buen carácter y  solidaria con los compañeros. El problema de mi ausencia al  viaje del Cerro de Guazapa quedaba resuelto y con intranquilidad por lo de mi hijo salí para el pueblo, mientras los colegas ultimaban detalles para el delicado y confidencial  trabajo en aquella zona conflictiva.
  El sábado 10 de enero de 1981, me encontraba en Ilobasco, cuando avanzada la noche desperté sobresaltado por un fuerte tiroteo que se escuchaba por toda la ciudad, la guerrilla estaba atacando las pequeñas guarniciones militares de la Policía Nacional, Guardia Nacional y la Defensa Civil, lo nutrido del tiroteo  me hizo presagiar algo más grave. En ese momento me comuniqué vía teléfono con un colega periodista, quien me confirmó  que  la anunciada ofensiva guerrillera había comenzado esa noche, inmediatamente  relacioné esta situación con el  trabajo periodístico en  el Cerro Guazapa.
    Con las primeras luces del amanecer y luego de una tensa calma después del tiroteo, salí volado para la capital, sorteando barricadas de piedras y restos de árboles  colocados por los guerrilleros en diferentes puntos del camino, las que pasaba con mucho cuidado con el temor de que explotara  una mina. Sin lugar a equivocaciones, yo era el primer atrevido en  transitar por la carretera.
   Durante el trayecto a San Salvador, me acompañaban la ansiedad y la incertidumbre, en todo el camino  pensaba con mucha preocupación,  la forma en que los periodistas y especialmente los fotógrafos cubriríamos las acciones bélicas de la ofensiva guerrillera, de la cual no tenía ni la menor  idea de cómo se iba a desarrollar.
   Mientras tanto no perdí tiempo, en el camino hice fotos de los primeros hechos que a mi criterio eran importantes, como las barricadas en la carretera, los cadáveres de unos guerrilleros en San Martín, el sabotaje  al tren en la entrada a Ciudad Credisa provocado por los insurgentes, el cual impedía la entrada y salida de la colonia, y otros acontecimientos que llamaban la atención de mi inexperta capacidad foto periodística. Según yo, esperaba tener el suficiente material fotográfico para trasmitir, mientras Hoagland regresaba de la delicada misión encomendada en el cero de Guazapa,  para que se hiciera cargo de la situación.
    Al llegar a la oficina de UPI me llevé  tremenda  sorpresa al encontrar a los compañeros  que  deberían estar en la zona del cerro de Guazapa. Ahí estaba Ian Mates con un semblante triste y decaído con pocos deseos de hablar, quien  me dijo: “luego te explico lo ocurrido con el viaje”.
   Por su parte  Hoagland  también estaba bastante confundido y muy desanimado, tampoco quiso hablar sobre el frustrado viaje, en cambio  me pidió encontrarnos  en el laboratorio fotográfico ya que tenía que comunicarme algo extremadamente importante.  Me reuní con Hoagland, quien con una actitud muy seria y parsimoniosa, hablando en voz baja me  explicó algo que me dejó muy sorprendido: “Te diré algo muy serio y espero  lo comprendas, pero desde este momento me retiro de la Agencia, ya firmé un contrato para trabajar con  la revista Newsweek  y de ahora en adelante  tú quedas a cargo de la fotografía de UPI”. Aquellas palabras de John me dejaron con la boca abierta,   cómo podía ser  posible dejar la Agencia en un momento tan delicado en el inicio de la ofensiva guerrillera.
   En una primera reacción ante semejante proposición,  le expresé al compañero mi desacuerdo con esa desatinada  decisión y trate de explicarle  sobre mi falta de experiencia  para hacerme responsable de la fotografía de UPI en un momento tan trascendental.
   Hoagland trataba de animarme diciéndome: “Tú ya estás capacitado, eres un buen fotógrafo y la experiencia la tomarás en el camino”. Pero eso no era todo, la oficina regional en México  no estaba enterada para nada de aquellos planes del fotógrafo norteamericano, ni él pensaba comunicárselos.
   Muy nervioso por los acontecimientos bélicos de la ofensiva y por esta nueva situación en donde de improviso  me convertía en el titular de fotos de la Agencia UPI. Comencé a transmitir fotografías de aquella trascendental acción bélica, ante el asombro de los jefes en  México, para quienes yo era un total desconocido. Parece mentira, pero en aquel momento, no me alegré por aquella nueva situación que de porrazo me daba un nuevo e importante estatus como fotógrafo de guerra, al contrario me sentí abrumado por la tremenda responsabilidad que estaba heredando, mi cabeza era un torbellino de ideas desordenadas.
   Como era de suponer, Lou García, el gran jefe de fotos en México, se desconcertó por la actitud tomada por John al dejar la Agencia, pero no había marcha atrás.  Lou comenzó la difícil tarea de apoyar y asesorar, vía teléfono,  a un fotógrafo desconocido e  inexperto, que con coraje aceptaba el reto de una cobertura periodística en un momento tan delicado del país.
   Las primeras fotos transmitidas fueron las tomadas cuando venía de Ilobasco, luego después  asistí a las conferencias de prensa del Presidente de la Junta  de Gobierno, José Napoleón Duarte y los altos jefes militares de aquel momento, el Coronel Abdul Gutiérrez y el General Guillermo García, Ministro de Defensa, quienes  anunciaron con preocupación la gravedad de aquella ofensiva guerrillera.
   Durante los primeros días de acciones militares, para mí  fue difícil hacer fotos de los enfrentamientos,  en primer lugar, no era claro  lo que estaba pasando, en la capital no se daban batallas directas entre guerrilla y ejército. Los cruentos combates estaban afuera, en ciudades como: Santa Ana, Suchitoto y Gotera,  como yo me encontraba trabajando solo, se me dificultaba viajar a los lugares conflictivos; sin embargo fui a San Lorenzo, departamento de San Vicente, donde por primera vez encontré un grupo de inexpertos guerrilleros que se tomaron la población abandonada por los militares y la mayoría de sus habitantes, aquí tome fotografías de combatientes decididos a defender sus posiciones de aquel  pequeño y desolado poblado.
   A pesar de mi   inexperiencia, pase relativamente bien, aquella primera prueba de trabajar para una agencia internacional, la que tomé con mucha seriedad y responsabilidad. Esta cobertura de los primeros días de la llamada “Ofensiva Final”,  fue la  carta de presentación para entrar a trabajar de lleno, como fotógrafo de la prestigiosa Agencia de Noticias Norteamericana, United Press International (UPI).