Año nuevo y continúan los viejos problemas
Por Iván C Montecinos
El 2012 fue recibido con mucha cautela, sin mayores esperanzas y es que la mayoría de la población salvadoreña terminó el pasado año con cierto grado de frustración debido a los graves problemas en el área de seguridad, así lo reflejaron los más de 4000 homicidios y un indeterminado numero de delitos comunes, también la economía familiar resintió el alto costo de la canasta básica, lo que fue agravado por un creciente desempleo.
Llegamos al nuevo año y las primeras noticias de los medios de comunicación no fueron nada alentadoras, centraron su atención en los nuevos datos estadísticos referentes a los primeros asesinatos, un periódico mencionaba que solamente el 1 de enero se registró 12 homicidios y el miércoles se reportó la primera masacre en tres miembros de una familia que se dedicaban a la corta de café en una finca de Nejapa, es decir seguimos como en el pasado. También los medios trajeron la información de que la gasolina subirá una importante cantidad en el precio, debido a la aplicación del antiguo mal llamado “impuesto de guerra”, otro duro golpe al bolsillo de los consumidores.
El otro hecho de importancia fue la sorpresiva manifestación de los transportistas de buses amarillos y escolares que por varias horas del pasado martes, cerraron las principales carreteras de entrada y salida de la capital, descomunal fue el desorden generado por esta medida, que obligó a la autoridad a capturar manifestantes y a requisar buses. También este mismo día sorprendió una manifestación realizada por vendedores de billetes de lotería, quienes descontentos por las malas políticas implementadas en el sector, piden la destitución de la Directora de la Lotería nacional.
Por otra parte, vale mencionar que otra de las noticias que esta teniendo mucha divulgación en los medios y redes sociales, es la repudiable acción de cierta dirigencia de la Iglesia Católica, que de una manera inexplicable ordenó la destrucción con premeditación y alevosía de una importante obra artística realizada en la fachada de Catedral Metropolitana, elaborada por el insigne artista salvadoreño Fernando Llort.
La destrucción de los valiosos mosaicos que fueron convertidos en ripio ha indignado a gran parte de la población que no acepta las disculpas ofrecidas por el máximo jerarca de la iglesia, quien inconsistentemente argumentó que la obra artística fue eliminada por estar dañada y era un riego para los feligreses. Esta simplista justificación ofrecida por la máxima autoridad de la Iglesia, es similar a la que en su momento ofreció un diputado al cuestionársele su mal proceder al dirigir una sesión plenaria.
Ante este insólito caso ocurrido en Catedral es importante reflexionar sobre el poco valor que se le da al patrimonio cultural de los salvadoreños, esto me recuerda lo sucedido hace unos años en la Iglesia parroquial de la ciudad de Ilobasco, en el departamento de Cabañas, donde un sacerdote, sin consultar a nadie, desarmó los altares con imágenes antiguas de gran valor cultural y recientemente un párroco de la misma parroquia, en contubernio con el actual alcalde cerró la calle principal frente a la iglesia, destruyendo parte de la originalidad del centro histórico de la ciudad.
Inconformes con esta medida arbitraria en Ilobasco, residentes protestaron por esta descabellada medida y se pronunciaron en algunos medios de comunicación pidiéndole en aquel entonces a CONCULTURA que interviniera para evitar el daño; pero esta institución desoyó la petición de la ciudadanía ilobasquense y como resultado una de las principales calle del centro de la ciudad aún permanece cerrada, lo que agrava la circulación vehicular. Ante estas situaciones expuestas vale preguntarse ¿ tiene la Iglesia carta libre para hacer lo que le venga en gana con el patrimonio cultural del pueblo salvadoreño?
Para finalizar se debe tomar en consideración otro viejo problema que siempre agobia a los salvadoreños y es la campaña electoral que ya esta desarrollándose a todo vapor en los diferentes medios de comunicación, a pesar de no contar con la debida autorización del Tribunal Supremo Electoral, es de ponerse a pensar como será cuando legalmente comience este 11 de enero y termine días antes de las votaciones de marzo. Ojala que este proceso eleccionario no sea enturbiado con actos violentos y los diferentes partidos políticos hagan conciencia sobre la necesidad de realizar una campaña prepositiva libre de la acostumbrada violencia.
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