El dilema de la juventud salvadoreña
Por Iván C Montecinos
El país actualmente se encuentra inmerso en una serie de disyuntivas de todo genero, políticas, económicas y sociales y los jóvenes son arrastrados por este torbellino, con serias dificultades para salir adelante y no encuentran los estímulos adecuados para realizar una vida prometedora, este es el gran dilema de la juventud salvadoreña.
Mientras la sociedad es indiferente al peligro en que se encuentran los jóvenes, diariamente los medios de comunicación nos traen informaciones donde se tiene que lamentar que muchos de ellos son asesinados o están envueltos en procedimientos delincuenciales. Todo esto nos hace pensar que el futuro es incierto para nuestra juventud; por eso no es extraño que para muchos adolescentes salvadoreños su anhelo inmediato sea, salir para los Estados Unidos, especialmente aquellos que ya tiene familiares residiendo en el norte.
Es muy frustrante para un padre de familia que hace grandes sacrificios para educar de la mejor manera sus hijos, enviándolos a escuelas públicas, colegios particulares y universidades en espera de que obtengan una carrera profesional o técnica que al final les permita conseguir un trabajo decente para vivir con dignidad; pero lastimosamente este esfuerzo familiar se trunca, cuando los recién graduados comienzan a llenar solicitudes de trabajo y las envían a diferentes empresas y la tan esperada respuesta nunca llega.
Al no encontrar un trabajo los adolescentes se decepcionan, entra en la desesperación y sí no son debidamente atendidos caen en la desorientación, algunas veces inducidos por amigos que tienen la respuesta fácil para una vida llena de privaciones y comienzan a caminar por malos senderos que los lleva al alcohol, la drogadicción y en otros casos a delinquir para obtener lo que no se puede de manera licita.
Ante esta difícil situación el estado hace muy poco para evitar que nuestra juventud se pierda, en muchos casos organizaciones sociales, religiosas y educativas implementan programas donde desarrollan proyectos que tienen como finalidad el involucramientos de jóvenes y se les trata de ayudar manteniéndolos ocupados en tareas que les permita cultivar su autoestima y prepararse de mejor manera para afrontar las vicisitudes de la vida.
Este es el caso que hoy nos presenta la Iglesia Católica y que Monseñor Gregorio Rosa Chávez, explicara en un programa televisivo, ya se esta trabajando en una propuesta para firmar un Segundo Acuerdo de Paz, el próximo 16 de enero, fecha en que se celebrará el 20 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz que terminaron con la pasada guerra civil. Según lo expresó Monseñor Rosa Chávez, en esta nueva propuesta se le da preponderancia a la juventud.
En la propuesta de un segundo Acuerdo de Paz, la iglesia propone, entre otras cosas, impulsar el proyecto de “Escuelas de Tiempo Pleno” donde los estudiantes en periodos vacacionales permanezcan ocupados practicando deportes, cultivando las artes o participen de talleres vocacionales donde aprenderán habilidades para desarrollar una actividad laboral.
Monseñor Rosa Chávez también explica la importancia de que los jóvenes cultiven los valores morales, los cuales deben comenzar en la familia, luego la escuela y las iglesias. Los valores, dice Monseñor, se enseñan fundamentalmente por “contagio”, es decir con la predica y el ejemplo.
En cuanto a los valores es importante mencionar que actualmente la gran mayoría de jóvenes carecen mucho de ellos, debido a que están absorbidos por un consumismo galopante y los avances tecnológicos de los teléfonos celulares, el Internet y otras superficialidades que hacen a un lado algunos valores importantes como el de la amistad, la solidaridad, el respeto a los padres y a sus semejantes.
Basta darse una vuelta por los grandes centros comerciales y ver aquella gran cantidad de adolescentes despreocupados con sus teléfonos de última generación en mano “chateando”, jugando o con sus audífonos ajenos a su entorno escuchando las últimas canciones de moda, parecen automatizados que viven un mundo imaginario lleno de fantasía, mientras las bibliotecas hoy son salones vacíos llenos con recuerdos de tiempos pasados cuando se disputaban los libros para leer una buena obra literaria.
Se dice trilladamente que los jóvenes son el presente y el futuro de nuestro país y con base a esto el Estado debería trabajar y preocuparse por darles una mejor atención y desde las diferentes instituciones gubernamentales nacionales y locales apoyarles y orientarles para que los adolescentes encuentren los espacios adecuados para hacer un proyecto de vida.
Ojala que los impulsores de esta novedosa propuesta de firmar unos Segundos Acuerdos de Paz, donde los jóvenes serán los principales protagonistas, encuentren todo el apoyo necesario de las diferentes instituciones del Estado para llevar a feliz termino, tan ambicioso proyecto y se logre caminar por el sendero de una verdadera cultura de paz.
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