jueves, 15 de diciembre de 2011

El dilema de la juventud salvadoreña


Por Iván C Montecinos

El país actualmente se encuentra  inmerso en una serie de disyuntivas de todo genero, políticas, económicas y sociales y los jóvenes  son arrastrados por este torbellino, con serias dificultades para salir adelante y no encuentran  los estímulos adecuados para realizar una vida prometedora, este es el gran dilema de la juventud salvadoreña.  

Mientras la sociedad es indiferente al peligro en que se encuentran los  jóvenes, diariamente los medios de comunicación nos traen informaciones donde se tiene que   lamentar que muchos de ellos  son  asesinados o están  envueltos en procedimientos delincuenciales.  Todo esto nos  hace pensar que el futuro es incierto para nuestra juventud; por eso no es extraño que  para muchos  adolescentes salvadoreños su anhelo inmediato sea, salir   para los Estados Unidos, especialmente  aquellos que ya tiene familiares residiendo en el norte.

Es muy frustrante para un padre de familia que hace grandes sacrificios para educar de la mejor manera sus hijos, enviándolos a escuelas públicas, colegios particulares y universidades en espera de que obtengan  una carrera profesional o técnica  que al final les permita  conseguir un trabajo decente para     vivir con dignidad; pero lastimosamente este esfuerzo familiar se trunca, cuando los recién graduados comienzan a llenar solicitudes de trabajo y las envían a  diferentes empresas y la tan esperada respuesta nunca llega.

Al no encontrar un trabajo los adolescentes se decepcionan, entra en la desesperación y sí no son debidamente atendidos caen en la desorientación, algunas veces  inducidos por  amigos que tienen la respuesta fácil para una vida llena de privaciones y comienzan a caminar por malos senderos que los lleva al alcohol, la drogadicción y en otros casos  a delinquir  para obtener lo que no se puede de manera licita.

Ante esta difícil situación  el estado hace muy poco  para evitar que nuestra juventud se pierda, en muchos casos  organizaciones sociales,  religiosas y  educativas implementan programas donde desarrollan proyectos que tienen como finalidad el involucramientos de jóvenes y se les trata de ayudar manteniéndolos ocupados en tareas que les permita cultivar su autoestima y prepararse de mejor manera para afrontar las vicisitudes de la vida.

Este es el caso que hoy  nos presenta  la Iglesia Católica y que Monseñor Gregorio Rosa Chávez, explicara en un programa televisivo, ya se  esta trabajando en una propuesta para firmar un Segundo Acuerdo  de Paz, el próximo 16 de enero, fecha en que  se celebrará el 20 aniversario de la firma de los Acuerdos de Paz que terminaron con la pasada guerra civil.  Según lo expresó  Monseñor  Rosa Chávez, en esta nueva propuesta se le da preponderancia  a la juventud.

En la propuesta  de un segundo Acuerdo de Paz, la iglesia propone, entre otras cosas, impulsar el proyecto de “Escuelas de Tiempo Pleno” donde los estudiantes en periodos vacacionales permanezcan ocupados practicando  deportes, cultivando las artes o participen de talleres vocacionales donde aprenderán habilidades para desarrollar una actividad laboral.    

 Monseñor Rosa Chávez también explica la importancia de  que los jóvenes cultiven los valores morales, los cuales deben comenzar en la familia, luego la escuela y las iglesias. Los valores, dice Monseñor, se enseñan fundamentalmente por “contagio”, es decir con la predica y el ejemplo.

En cuanto  a los valores es importante mencionar que actualmente  la gran mayoría de  jóvenes  carecen mucho de ellos, debido a que están absorbidos por un consumismo galopante y los avances tecnológicos de los teléfonos celulares, el Internet y otras superficialidades que hacen a  un lado algunos valores importantes como el de la amistad, la solidaridad, el respeto a los padres y  a sus semejantes.

 Basta darse  una vuelta por los grandes centros comerciales y ver aquella gran cantidad de adolescentes  despreocupados con sus teléfonos de última  generación en mano “chateando”, jugando o con sus audífonos ajenos a su entorno escuchando las últimas canciones de moda, parecen  automatizados que viven un mundo imaginario lleno de fantasía, mientras las bibliotecas hoy son salones vacíos llenos con recuerdos de tiempos pasados cuando  se disputaban los libros para leer una buena obra literaria.

Se dice trilladamente  que los jóvenes son el presente y el futuro de nuestro país y con base a esto el Estado debería trabajar y preocuparse por darles una mejor atención y desde las diferentes  instituciones gubernamentales nacionales y locales  apoyarles y orientarles para que los adolescentes encuentren los espacios adecuados para hacer un proyecto de vida.

Ojala que  los impulsores de esta novedosa  propuesta de firmar unos Segundos Acuerdos de Paz, donde los jóvenes serán los principales protagonistas, encuentren todo el apoyo necesario de las diferentes instituciones del Estado para llevar a feliz termino, tan ambicioso proyecto y se logre caminar por el sendero de  una verdadera cultura de paz.






 


     

          


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