Aquí un buen ejemplo para nuestros políticos
Por: Iván C Montecinos
Hace unos días se conoció la información por la BBC, de Londres que un influyente político británico renunció a su cargó luego de un escándalo, al ser acusado de haber ultrajado de palabra a un oficial de la policía. El político en mención se trata ni más ni menos que del Jefe de Bancada del Partido Conservador en la Cámara de lo Comunes Británica, Andrew Mitchell.
Un hecho de esta naturaleza solo es posible en una democracia muy desarrollada donde existe un enorme respeto por las leyes establecidas, contrario a lo que ocurre en nuestra débil e incipiente proceso democrático, para muestra un botón, recordemos lo ocurrido hace más de diez años, cuando un “honorable” diputado de nuestro parlamento en estado completamente borracho agarró a balazos a una patrulla de la Policía Nacional Civil, hiriendo de gravedad a una señora miembro del cuerpo policial.
Lo insólito del caso salvadoreño es que a ese diputado que fue capturado in fraganti, ni tan siquiera se le siguió un proceso de antejuicio para que respondiera ante la justicia por el delito cometido, simplemente le entregó a la victima una determinada suma de dinero y el incidente quedó en el olvido y el diputado sigue disfrutando de las mieles del poder.
El caso de políticos indecentes viene a la palestra, en momentos en que los diferentes medios de comunicación diariamente están informando sobre una supuesta millonaria compra de diputados para que voten por un determinado personaje para Fiscal General de la República. El debate mediático esta centrado en que unos diputados de un partido político denuncian públicamente el bochornoso hecho en medios de comunicación; pero no se atreven a presentar la denuncia con pruebas ante la Fiscalía General de la República. Por otra parte, los políticos señalados de comprar voluntades desmienten tajantemente las acusaciones; pero tampoco tienen el valor de presentar ante las autoridades correspondientes las denuncias que ellos catalogan de difamatorias.
Al parecer todo apunta a que estos hechos están enmarcados dentro de una anticipada campaña electoral que esta comenzando a calentar y que por los vientos que soplan tendrá la misma característica de elecciones anteriores, es decir, lo que se conoce como “campaña sucia”.
Al final, es importante reflexionar sobre la actitud de algunos políticos que por hoy están envueltos en una vorágine de acusaciones. Bueno, sí un diputado que goza de fuero constitucional, es una figura publica que tiene el enorme privilegio de que le asignen protección policial y aún con todas estas condicionantes argumentan que por temor a la seguridad de ellos y de sus familiares no presentan una denuncia judicial por el delito de extorsión con relación a la compra de votos, que podemos esperar de un ciudadano común y corriente que no tiene ningún amparo para interponer una denuncia ante la justicia por un determinado delito.
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