jueves, 13 de septiembre de 2012

Una juventud sin esperanzas de un empleo digno

Por Iván C Montecinos


La falta de oportunidades para conseguir un empleo digno, es uno de los mayores problemas que enfrenta la juventud salvadoreña, especialmente aquellos  que terminaron un bachillerato, un técnico o una carrera universitaria. Precisamente este drama de no encontrar una ocupación llevó a Nilson Josías Hernández, 20 años, a tomar el riego de ir a buscar el mal llamado “sueño americano” y en este intento desgraciadamente encontró la muerte al atravesar un desierto en Texas.

El joven Nilson Hernández originario del caserío San Antonio, Cantón Llano El Ángel, del municipio de Ciudad Barrios, según lo informó un matutino; tras más de dos años de haber salido de bachiller, buscó un trabajo que le permitiera sobrevivir y seguir estudiando; pero esa oportunidad nunca llegó, a pesar de haber introducido cantidad de solicitudes  en diferentes empresas.

En su desesperación Nilsòn,  el 7 de julio de este año salió por tierra para los Estados Unidos, manteniendo informado vía teléfono a sus  padres desde los lugares por los  que transitaba. De momento se interrumpió la comunicación y el pasado 17 de agosto los familiares recibieron la dolorosa noticia de que Nilsón  había fallecido durante la travesía del desierto de Macali, Texas. Por ahora los padres esperan angustiosos la repatriación del cuerpo de su hijo y por carecer de recursos económicos, ya que ese tramite cuesta unos 12000 dólares, se están haciendo  gestiones particulares e institucionales para obtener los recursos requeridos y poder darle una cristiana sepultura en su tierra natal.

El dramático caso de este  salvadoreño fallecido en el desierto,  es  a lo  que se exponen   miles de hombres y mujeres jóvenes, quienes ante la falta de oportunidades en el país buscan desesperadamente la manera de hacer el viaje para el Norte, muchas veces alentados por parientes que con mejor suerte llegaron a la “tierra prometida”, donde aún con grandes dificultades logran ubicarse en un trabajo que les permite ayudar a sus familias enviando las tan necesarias “remesas” que se han convertido en un pilar   de la débil economía salvadoreña.

En El Salvador, es una  triste realidad la  que enfrentan miles de jóvenes, ante la falta de empleos, quienes deambulan desesperados  introduciendo solicitudes en diferentes empresas que en la mayoría de los casos ni tan siquiera son evaluadas, ni tomadas en cuenta.

Lo mismo sucede en las instituciones públicas donde diariamente ingresan centenares de solicitudes de empleos y si estas no van a acompañadas por la recomendación de un importante funcionario gubernamental, bien sea ministro,  diputado o alcalde,  no se le presta la  atención debida  y es lanzada al cesto de la basura. En cambio aquellas que son etiquetadas con sendas recomendaciones de   familiares, amigos de funcionarios o políticos  influyentes, albergan la esperanza de obtener un empleo, aunque sea de gerentes u otro puesto importante con jugoso salario.

Toda esta difícil  situación de los jóvenes  a falta de un empleo digno,  ha llegado a crear lo que ya en España se conoce con el nombre de la “generación de los “nini”, refiriéndose con este termino   a los miles de jóvenes que “ni trabajan, ni estudian”.  En aquel país europeo, al menos  existen datos estadísticos y se conoce el porcentaje de jóvenes  “nini”. Aquí en El Salvador, es un  tema del que poco se habla y se carecen de información fehaciente de la cantidad de jóvenes que no trabajan, mucho menos los que caen en la categoría de “nini”.      

Muy importante y urgente es  que por parte del gobierno y la empresa privada se elaboren  verdaderos planes para abrir fuentes de empleos para los jóvenes, se eliminen tantos trámites burocráticos para aquellos que no tienen experiencia,  que se crean grandes centros de capacitación laboral. En algunos países de Sudamérica por ley se le pide a las empresas la contratación de determinada cantidad de jóvenes. 

Solamente con la aplicación de programas que permitan la creación  de empleos dignos, se evitaran las dolorosas experiencias como lo sucedido a Nilson Josías Hernández, un joven salvadoreño que  por buscar un mejor futuro encontró la muerte en un lejano desierto.    

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