jueves, 29 de noviembre de 2012

Los ex presos políticos de El Salvador se organizan


Por Iván C Montecinos




                                            Prisioneros políticos en huelga de hambre en el
                                            Centro Penal de Santa Tecla.  Septiembre de 1980 
                                             Foto: Iván C Montecinos

Más de treinta y dos largos años han pasado desde que en septiembre de 1980, los prisioneros políticos que se encontraban recluidos en el Centro Penal de Santa Tecla, realizaran una huelga de hambre tomándose un pasillo de la cárcel para protestar por la violación a los derechos humanos de los detenidos y los familiares que los visitaban. Es en esta época en que se organiza  el Comité de Presos Políticos de El Salvador (COPPES).

El pasado sábado 24 de noviembre,  nuevamente muchos de las ex presas y ex presos políticos acompañados de familiares y amigos  se reencontraron en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA), para legalizar una asociación que entre sus objetivos tiene: La obligación moral y humana de contar la verdad de aquellos años de violencia ejercida por el Estado, así como de buscar  que se haga justicia en cada caso de delito contra la humanidad, además de pedir que el Estado y la sociedad repare el daño sufrido por las victimas.

El caso de los presos políticos de El Salvador no fue un tema prioritario a tomar en cuenta  con  la firma de los Acuerdos de Paz, es hasta hace cuatro años que por iniciativa propia un grupo de ex presos políticos comenzó a reunirse para trabajar en la recuperación de la memoria histórica y fue así como junto a la Alcaldía de Santa Tecla desarrollaron el proyecto de convertir el que fuera Centro Penal  de esa ciudad,  en lo que hoy es el Museo Tecleño (MUTE), que esta  al servicio del arte y la cultura. Este ex presidio es un símbolo de la represión ya que  fue uno de los primeros en recluir a los que se consideraban prisioneros políticos.

Hablar de los ex presos políticos de El Salvador, es recordar un pasado oprobioso, donde el régimen militar de aquella época cometió las peores violación de los derechos humanos, ya que toda persona, activista o miembro de organizaciones populares eran señalados de “subversivos”  y los que no fueron  asesinados o desaparecidos, el sistema imperante  los capturaba y los sometía a las peores torturas, enviando a los hombres  en un primer momento a la prisión de Santa Tecla, luego al Centro Penal de Mariona, mal llamado de La Esperanza   y las prisioneras políticas eran remitidas a la cárcel de mujeres en Ilopango; también habían prisioneros políticos recluidos en otras cárceles  del interior del país.

                                          Prisioneras Politicas en Carcel de Mujeres, Ilopango.
                                          Junio de 1985. Foto: Iván C Montecinos
                                         
Muy fresco esta en mi memoria cuando en septiembre de 1980, los presos políticos recluidos en el penal de Santa Tecla iniciaron una huelga de hambre para demandar justicia, el respeto a sus derechos humanos y su pronta liberación. En esa época  junto a otro colega periodista  tuvimos la osadía de burlar la vigilancia del penal y logramos entrar con grabadora y cámara fotográfica  para registrar aquella  actividad que era ignorada por la mayoría de la prensa salvadoreña.

De la cobertura periodística realizada en el centro penal de Santa Tecla, se recogieron  testimonios de algunos prisioneros políticos  con nombre, apellido y organización a la que pertenecían, entre ellos se puede mencionar los siguientes: Antonio Morales Carbonell (BPR), Roger Blandido Nerio (LP-28), Rene Aparicio Palacios (LP-28), Juan Martínez Pérez (sindicato Industria del Transporte), Ovidio Jacinto Mártir (BPR). En total era un aproximado de 29 presos políticos que se declararon en huelga de hambre, demandando mejores condiciones. De esta actividad en el penal de Santa Tecla surgió el Comité de Presos Políticos de El Salvador (COPPES), que luego se convirtió en una trinchera importante  para el proceso revolucionario salvadoreño.

Ahora 32 años después de aquella fecha histórica que se conformó el COPPES en la penitenciaría de Santa Tecla, surge una nueva y esperanzadora   expresión de  lucha, en la Asociación “Comité de ex presas y  presos políticos de El Salvador -COPPES-   para reinvidicar la historia y demandar justicia y reparación de las victimas que sufrieron torturas y encarcelamiento durante la guerra civil salvadoreña. Bien dice su slogan ¡Ante el olvido y la impunidad, caminamos con dignidad!  



 

      

jueves, 15 de noviembre de 2012

VI Encuentro de Victimas del Conflicto Armado

Por: Iván C Montecinos


Una ceremonia cargada de recuerdos, nostalgia, emociones, lagrimas y dignidad, esos  fueron los sentimientos que más se expresaron  en el “VI Encuentro de Victimas del Conflicto Armado”, realizado el pasado sábado en la Universidad Centroamericana José Simeón Cañas (UCA). Este acto se desarrolló en el marco del aniversario de la Radio YSUCA y del Instituto para los Derechos Humanos de la UCA (IDHUCA).

Al inicio de la ceremonia desfiló por el estrado principal un grupo de familiares de victimas del conflicto armado, portando  como ofrenda una flor roja o blanca y una vela encendida en recuerdo de los que murieron, a la vez que pronunciaban en voz alta el nombre de su familiar fallecido o desaparecido. Se mencionaron los nombres de los  miembros del Frente Democrático Revolucionario (FDR), quienes fueron secuestrados y brutalmente asesinados por escuadrones de la Muerte el 27 de noviembre de 1980. También fueron recordados los nombres de los sacerdotes jesuitas, así como el de Elba y Celina Ramos, asesinados por soldados del ejército, el 16 de noviembre de 1989.

Por su parte el Rector de la UCA, Padre Andreu Oliva, en su exposición resaltó la importancia que tienen los Comités de Victimas, ya que dijo: “Son una luz  y esperanza para encontrar la verdad y la justicia”. El Padre Oliva confirmó y reconfirmó el compromiso de la UCA  de trabajar por la justicia ya que sin ella no se puede construir una mejor sociedad y se debe luchar por la plena vigencia de los derechos humanos en el país.

Como parte del programa algunas personas ofrecieron su testimonio de lo acontecido a sus familiares que fueron victimas de violaciones a sus derechos humanos por parte del gobierno y el estamento militar de aquella época del conflicto armado. Uno de esos testimonios conmovedores fue el de la señora Erlinda  Franco, viuda de Manuel Franco, miembro del Partido Comunista y del Frente Democrático Revolucionario (FDR), quien murió junto a otros dirigentes políticos miembros de esa Organización.

La señora viuda de Franco después de relatar con detalles la forma brutal y sanguinaria en que fue encontrado el cadáver de su esposo, hizo un llamamiento publico para que se pusieran de pie los dos diputados de las fracciones legislativas mayoritarias, a quienes  ella invitó para que asistieran a este acto de encuentro de familiares de victimas, su llamado no obtuvo respuesta, nadie se paró, y enseguida reflexionó:  “ los familiares de las victimas nos encontramos solos”,  luego con un  fuerte tono criticó a los políticos diciendo: “recuerden quienes viven hoy con grandes prebendas como funcionarios públicos, han llegado a esto a costa del sacrificio de las victimas del conflicto armado”.

La historia de algunos sacerdotes  asesinados durante el pasado conflicto fue recordada con la presentación musical de Guillermo Cuellar, un miembro del recordado grupo musical Yolacamba Ita, quien acompañado de su guitarra, con gran sentimiento evocó los recuerdos de Monseñor Oscar Arnulfo Romero y los sacerdotes Alfonso Navarro, Rafael Ernesto Barrera, Octavio Ortiz, Rafael Palacios y Alirio Napoleón Macias.

Al emotivo acto del VI Encuentro de Victimas del Conflicto Armado, asistió gran cantidad de familiares que perdieron sus hijos, esposos, hermanos, también se encontraban personas que sufrieron en carne propia la tortura y el encarcelamiento como presos políticos. Muy notoria fue la presencia de numerosos adultos mayores sobrevivientes de la guerra, quienes fueron acompañados por jóvenes sedientos de conocer la realidad de la reciente memoria histórica salvadoreña, que muchos  se empeñan en olvidar.