viernes, 7 de octubre de 2011



Las controversiales tarjetas de crédito


Por Iván C Montecinos


En los últimos días uno de los temas que ha generado una corriente de efectos encontrados es la reciente  reforma a la ley  de las tarjetas de crédito aprobada  por la Asamblea Legislativa, la cual  tiene el objetivo  de regular  los desproporcionados  intereses que cobran las entidades financieras a los usuarios  del dinero plástico. Esta ley no contó con el visto bueno de todas las fracciones políticas  y en el debate, algunos diputados, como ya es costumbre, se enfrascaron en una dura polémica donde llegaron hasta sacarse los trapos sucios.

En un primer momento, la aprobación de dicha ley fue recibida con mucha satisfacción  por los  usuarios de tarjetas de crédito que  pagan alto interés, lo que desbalancea el presupuesto familiar. Muy aliviados por la buena noticia, gran cantidad de tarjetahabientes pertenecientes a la sufrida clase media expresó  opiniones favorables a dicha ley en los diferentes medios de comunicación.

Contraria a la reacción de los usuarios del dinero plástico,  es la opinión de los emisores aglutinados en la Asociación  Bancaria Salvadoreña quienes expresaron su malestar por la aprobación de una ley que dicen  lejos de favorecer  vendrá a limitar los créditos a las familias de menos ingresos que no calificaran para gozar del privilegio de usar una tarjeta de crédito, por no llenar los requisitos de riesgo necesarios exigidos por la banca nacional.

Los banqueros también argumentan que con esta reforma a la ley de  las tarjetas de crédito, la micro y pequeña empresa se verán afectadas al no poder usar el dinero plástico para obtener financiamiento; Además, también, se afectara los niveles de consumo y esto provocará pérdidas de empleos en el sector comercial y financiero.

La posición asumida por  los emisores de tarjetas de crédito es en extremo alarmante y a través de sus tradicionales voceros, que utilizan  ropaje de articulistas, le  piden  a gritos al Presidente de la República no dar el visto bueno a las reformas a la ley. Menuda “papa caliente” tiene entre las manos el  Mandatario, quien tendrá que fijar posición con respecto a estas regulaciones,  ya sea dándole la razón a los banqueros vetando las reformas  o ponerse al lado de los usuarios de tarjetas de crédito sancionándolas  para que entren en vigencia. Veremos si no ocurre lo que pasó hace un tiempo donde el Presidente falló a favor de las telefónicas en detrimento de los usuarios.

Ante esta situación que atañe a los miles de usuarios de tarjetas de crédito, vale la pena reflexionar sobre el manejo que las personas hacen  de esta pequeña cartulina plastificada que como  llave mágica  abre las puertas del consumismo descontrolado y con gran facilidad se cae  en las redes del endeudamiento, lo que al final lleva a una desesperante situación donde los acreedores acorralan a los morosos.

 Son muchas las historias de casos que relatan el dramatismo de las personas  que han caído en el abismo del endeudamiento por el mal uso de las tarjetas de crédito, familias enteras resultan seriamente afectadas cuando no pueden solventar la deuda generada por los altos intereses de las tarjetas. Algunos llegan a perder bienes materiales,  a muchos empleados públicos y privados les embargan gran parte de su salario, lo que ocasiona una incertidumbre familiar. Y en esta cadena de problemas se ven afectadas hasta terceras personas que solidariamente en determinado momento sirvieron como fiadores y al final a ellos le toca cancelar  una deuda que no es suya.

En un país como el nuestro  clasificado en los primeros lugares del consumismo del mundo, es importante que las asociaciones encargadas de velar por los derechos del consumidor se preocupen por desarrollar masivas y permanentemente campañas publicitarias  para educar y hacer conciencia en la población de la importancia de hacer  buen uso del “crédito fácil” como  el obtenido con una tarjeta de crédito y evitar gastos innecesarios que solo llevan al endeudamiento.

El poseer  una tarjeta de crédito debería ser materia de gran responsabilidad y  utilizarse  justo cuando es  necesario, que esta  no sirva para “apantallar” como muestra  de un estatus social, ni para efectuar pagos innecesarios como es común ver en los supermercados cuando un cliente cancela pequeños montos de hasta  un dólar con la susodicha tarjeta. El otro cuidado que se debe tener al poseer una tarjeta de crédito,  es pagar metódicamente lo adeudadado, ya que el retraso es fatal por los altos intereses que se aplican  a la mora.

Confiamos  que  las nuevas reformas a la ley de tarjetas de crédito se hagan una realidad y entren en vigencia cuanto antes para bien de los miles de usuarios agobiados por los exorbitantes intereses, cuando eso suceda se comprobará que los financistas de estos créditos plásticos siempre obtendrán  jugosas  ganancias y continuaran con el negocio, total que el mundo ya no puede girar sin  este mal, a veces muy necesario.

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