La esperada convocatoria electoral
Por Iván C Montecinos
Llegó el día en que el Tribunal Supremo Electoral (TSE) convocó para las elecciones de Alcaldes y Diputados a realizarse el 11 de marzo de 2012. Ahora sí, los partidos políticos y candidatos independientes podrán inscribirse para participar en la campaña proselitista que de hecho ya esta en marcha desde hace unos meses, sin el consentimiento de la autoridad electoral.
Esta convocatoria a elecciones se da en momentos en que la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia resuelve favorecer el voto por persona, lo que ha causado cierto malestar en algunos partidos políticos que tenían esperanzas de que ya no se darían resoluciones que les afectara en sus proyecciones electorales. Con esta resolución los cuatro Magistrados de la Sala de lo Constitucional que emiten estos fallos botaron la opinión de algunos analistas políticos que les acusaban de haber realizado un “pacto” con la Presidencia de la Asamblea Legislativa, para no emitir resoluciones a pocos meses del proceso eleccionario.
Como ya es costumbre las elecciones salvadoreñas, por alguna inexplicable razón, siempre se plantean traumáticas, ahora se argumenta de que estos próximos comicios son una medición de fuerza entre los dos principales partidos FMLN y ARENA, con miras al proceso electoral de 2014, donde se elegirá al Presidente de la República. De hecho una encuesta publicada esta semana en un matutino ya plantea la pregunta ¿Qué partido político cree usted que ganará las próximas elecciones presidenciales?
Todo estos hechos nos lleva a pensar que el proceso electoral se desarrollará, como en el pasado, en un ambiente de confrontación donde el argumento fundamental es la campaña sucia con insultos y acusaciones que en muchos casos derivan en actos de violencia entre los partidarios. Aquí en el país es muy difícil hablar de campañas electorales de altura y hacer del evento una fiesta cívica, falta mucha cultura política para llegar a esa posición.
Como verán los roces entre los políticos ya comenzaron y fue muy evidente lo ocurrido en la inauguración del programa Péndulo Electoral, que transmitió el pasado domingo el Canal 21, donde estuvieron como invitados los jefes de fracción de los diferentes partidos representados en la Asamblea Legislativa.
El debate que protagonizaron los diputados invitados al programa Péndulo Electora, dejó mucho que desear, no expusieron propuestas claras para los diferentes problemas del país, el debate de altura brillo por su ausencia y estuvo plagado de acusaciones e incoherencias, tal cual lo hacen cuando debaten en las plenarias legislativas.
En síntesis el programa televisivo fue más de los mismo, una extensión de los pleitos que cada semana se plantean los diputados en las sesiones legislativas, con la inconveniencia de que a este programa del Canal 21 asistieron barras de militantes de los diferentes partidos que aplaudían frenéticamente la participación de sus representantes, al mejor estilo de programas como “cantando por un sueño”.
Bueno sería para los políticos salvadoreños que a menudo son invitados a la radio y la televisión para debatir sus propuestas e ideas, se tomaran el tiempo para ver programas de debates internacionales como el que se transmitió este lunes por la Televisión Española, donde estuvieron cara a cara los candidatos presidenciales para las elecciones del 20 de noviembre en España.
En este programa se pudo apreciar lo que verdaderamente es un debate de altura, entre el candidato del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), Alfredo Pérez Rubalcaba y el candidato del Partido Popular (PP), Mariano Rajoy. Fueron dos horas de emisión televisiva donde los contendientes expusieron sus propuestas programáticas de una forma precisa y con mucho respeto, en algunos momentos se enfrascaron en férreas discusiones, pero sin llegar a las ofensas. Al finalizar el debate, ambos candidatos muy educadamente ofrecieron su colaboración para trabajar conjuntamente sea cual fuere el ganador de la elección.
También cabe destacar que el moderador del debate, solo intervenía para hacer la introducción de los temas y determinar el tiempo de exposición, el cual era respetado rigurosamente por los contendientes.
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